miércoles, 31 de marzo de 2010

Trotamundos capítulo VIII

SINOPSIS

Nuestros cinco héroes se reúnen por fin en la ciudad de Oaxaca y gracias a doña Petrona pueden alimentarse cuando menos una vez al día. No habían pasado ni 12 horas del feliz reencuentro cuando los muchachos son levantados por la policía debido al reporte procedente del retén militar de Nochixtlán. Los muchachos son acusados de haber agredido a un soldado con alevosía y ventaja, así como por presuntos narcotraficantes de cocaína. Sin embargo, como sabemos, la cocaína encontrada en sus mochilas fue sembrada por la misma policía con el fin de atrapar chivos expiatorios para justificar la fallida guerra gubernamental contra el narcotráfico. Con el mismo fin, Galpa confesó bajo tortura, por lo que los cinco muchachos fueron confinados al tutelar de menores como presuntos delincuentes.

Doña Petrona, quien tiene a su nieto desaparecido después que fue levantado por dos policías cuatro años atrás durante un movimiento de protesta de maestros, denuncia el levantamiento de los trotamundos ante la ONG que se encarga de buscar al nieto, de entonces 13 años, pero que en la actualidad ya tendría 17 en caso de que siguiese vivo.


CAPÍTULO VIII

A FALTA DE PRUEBAS, LOS TROTAMUNDOS SON LIBERADOS

-“Amados hermanos, demos gracias a Dios de contar con un gobierno que se preocupa por el bienestar de su pueblo al combatir tan eficientemente al crimen organizado. Como ya se habrán enterado por las noticias, hace un par de días nuestro heroico cuerpo de policía logró capturar a una peligrosa banda de narcotraficantes precisamente frente a las puertas de este sagrado templo. Oremos para que Dios nuestro Señor ilumine a nuestro insigne gobernador para que siga luchando por la paz y la justicia como hasta ahora lo ha hecho. En el nombre… etc, etc.

-Bueno, pues después de comulgar ya tengo hambre, ¿ustedes no? Dijo un apuesto joven acompañado por dos mujeres y un hombre -también jóvenes- de aspecto refinadamente atildado, como quien dice lechuguino.
-Por supuesto que hace hambre –dijo el otro joven-, ¿por qué no vamos al club a desayunar?, aquí a la vuelta está mi BMW.
-Mira –dijo el primer joven-, tan sólo por hoy los invito a desayunar en el puesto que está ahí enfrente.
-¿Allí?, ¡no!, dijo una de las muchachas, ¿con esa chusma de indios?, ¿qué tal si me ve alguien conocido?, ¡qué vergüenza!
-Pues sí, amiga, ya sé que los indios apestan, a mí tampoco me agradan, pero mi amigo Jerry me lo recomendó mucho.
-¿Qué Jerry?
-Carrera Rivas del Campo, ya sabes, el sobrino del Cardenal.
-¡Ah, sí!, el que estudia Derecho.
-¡Ese mero! Pues me dijo que no me perdiera el atole y los tamales que hace la señora que atiende ese puesto, que no me iba a arrepentir. ¿Por qué no probamos?
-Bueno… si tú lo dices… haremos el sacrificio.

Las dos parejas de jóvenes se dirigieron hacia el puesto de doña Petrona y mientras saboreaban, no sin deleite, sus famosos tamales con atole empezaron a platicar.
-Pues sí que está rico este desayuno, después de todo valió la pena venir, ¿no?
-La verdad sí, ¿eh?
-Por cierto, ¿Cómo vez lo de la banda que acaban de capturar?
-¡Excelente!, ¡qué bueno que votamos por este gobernador y no por el otro candidato, el naco!
-¡Claro!, este es de buena familia, son hacendados de abolengo; mi tatarabuelo, que era sobrino del arzobispo, los conoció desde el tiempo de Maximiliano.
-¡Uta!, ya tiene un buen. Pero tienes razón, también mi bisabuelo, que era primo de doña Carmelita Romero, conoció a la familia del actual gobernador.
-¿Carmelita Romero Rubio?, ¿la esposa de don Porfirio Díaz?
-Su segunda esposa, mi querida amiga, pues la primera fue su propia sobrina, Delfina Díaz, de la que no mucho se habla por simple decencia.
-¡Ay ay ay!, ni me presuman –intervino otra de las jóvenes- mi tío tatarabuelo fue nada menos que Monseñor Pelagio Antonio Labastida y Dávalos, el mismo que casó a don Porfirio Díaz, primero con su propia sobrina Delfina y después con doña Carmelita, una vez que enviudó, desde luego. ¿Como ven?, yo también soy de sangre azul.
-¡Bueno!, pues ya comimos, ya nos vamos. Dijiste que tú invitabas, así que paga la cuenta y vámonos, que en media hora tengo torneo de golf.

Doña Petrona escuchaba indignada y en silencio la frívola plática de aquellos pirruris mochos recién salidos de la misa dominical, pero hizo un esfuerzo por conservar la cordura.

Mientras tanto en el tutelar, si bien mantenían a los muchachos separados en diferentes crujías, al menos podían verse durante el día en el comedor y en el patio, pues afortunadamente –para ellos- la ciudad no contaba con más de un establecimiento de este tipo.

A lo largo de las seis semanas que estuvieron recluidos nuestros muchachos, fueron objeto de múltiples maltratos, vejaciones y violaciones a sus Derechos Humanos sin que a ninguna autoridad le importara un comino. Sólo la ONG que se encargaba de su defensa, por medio de sus abogados y a súplica de doña Petrona, quien ya se había convertido en una emblemática, reconocida y respetable abuela por la incansable búsqueda de su nieto, era la única instancia que se estaba ocupando de este asunto, pues ninguno de los cinco chicos contaba con un padre o una madre que los defendiese.

Para algunos diarios –no todos- doña Petrona era considerada una luchadora social a causa de la desaparición de su nieto; con frecuencia aparecía en las notas de ciertos periódicos hasta cierto punto independientes y de distribución restringida -muy limitada-. Sólo unos cuantos ciudadanos dotados de conciencia los leían, el resto no tenía en la cabeza más que una televisión prendida y bien metida en su inútil cerebro.

Gracias a los abogados de la ONG defensora de los Derechos Humanos que se hizo cargo del caso pudieron detectarse diversas inconsistencias: las declaraciones de los militares del retén de Nochixtlán no coincidían con las declaraciones de los policías de la ciudad de Oaxaca. Eso en primer lugar, pero de pronto surge otra coincidencia a favor de los muchachos.

Si recordamos, Galpa, Bruti y Poncho abordaron en Tehuacan, Puebla, un trailer de la compañía “Calderones Ruiz, S.A.”, mismo que fue detenido en el retén militar de Nochixtlán. Cuando el teniente se da cuenta de la barbaridad de haber detenido un trailer de una compañía intocable ordena su liberación inmediata reteniendo solamente a los tres chicos que viajaban de aventón. Cuando el trailer llega a su destino, la ciudad de Oaxaca, el capataz ya esperaba al chofer y su ayudante.
-¿Saben que?, están despedidos.
-¿Por qué?
-¿Qué no saben que está estrictamente prohibido dar aventon?
-Sí, pero no eran más que tres chamaquitos.
-Pues esos tres chamaquitos pudieron haber descubierto cosas inconvenientes para la empresa.
-¿Qué cosas?
-No soy tan pendejo para decírselos, pero dense por despedidos.
-¿Así como así?, ¿sin las prestaciones de ley?
-¡Ja, ja!, ¿pues qué no saben que el mismo secretario del trabajo es accionista de esta empresa? Se me van rapidito, si no quieren desaparecer para siempre, ¡ah!, y cuidadito con hacer demanditas, pues hasta su familia lo puede pagar muy caro, hasta con su vida.

Los dos hombres, llenos de coraje, no se dejaron amedrentar y ocurrieron muy enojados a “Conciliación y Arbitraje” de la “Secretaría del Trabajo y Previsión Social”, pero no les hicieron caso, al contrario, los amenazaron de muerte si se atrevían a “mover el agua”. Afortunadamente se encontraba por allí un abogado de una ONG que se percató de las maldiciones que los dos hombres salieron despotricando de la oficina.
-¡Ola!, soy el abogado fulano de tal, veo que salen muy encabritados, ¿qué pasó?
Los dos hombres le contaron su amarga experiencia.
-Pues si quieren –dijo el abogado- podemos ayudarlos, no les costaría ni un centavo excepto lo que quieran dar voluntariamente.
Los dos hombres –chofer y ayudante- contaron al abogado la experiencia en el retén de Nochixtlán.
-¿Así que les dieron aventón a tres chicos?, preguntó intrigado el abogado. Mmm., ¿los pueden reconocer?
-Yo creo que sí, dijo el ayudante.
-Acompáñenme a la oficina, por favor.

Una vez en la oficina el abogado mostró a los dos hombres las fotos de los trotamundos días antes levantados por la policía en la Plaza de Santo Domingo.
-¿Los reconocen?
-¡Sí, claro que sí!, estos tres chavos son a los que les dimos aventón, me cai que sí, estoy bien seguro.
-Pues estos chavos están presos y estamos seguros de que son inocentes. ¿Nos podrían ayudar?
-¡Claro!, no más diga qué tenemos que hacer.
-Ir a la procuraduría a declarar como testigos, ¿se avientan?
-Por supuesto, díganos cómo y cuando.
-Yo les aviso, déjenme sus datos para localizarlos.

A la siguiente semana fueron citados por el Ministerio Público para rendir su declaración. Los datos proporcionados por estos dos hombres echaban por tierra las declaraciones tanto de los militares del retén como las de los policías de la ciudad de Oaxaca. El juez –un juez excepcional por su honestidad- absolvió a los muchachos por inconsistencia de pruebas, pero su condición de niños de la calle -menores de edad-, los obligó a ser acogidos por una casa-hogar del DIF, excepto a Galpa y Luca, pues como estaban cercanos a los 17 y 16 años respectivamente, aunque seguían siendo menores de edad, el DIF ya no quiso hacerse cargo de ellos.

Porfi, Bruti y Poncho sí fueron internados en el único albergue con que contaba la ciudad, así que tuvieron la gran fortuna de estar juntos. Doña Petrona, muy reconocida en la localidad indígena por su activismo social, consiguió un permiso para visitar a los tres chavos los fines de semana
Galpa y Luca ayudaban a doña Petrona en el puesto y ésta, a cambio, les brindaba las tres comidas diarias, los dejaba quedarse con las propinas y les permitía dormir todas las noches dentro del puesto. Nuestros amigos reconocían con inmensa gratitud lo que doña Petrona estaba haciendo por ellos, no recordaban en sus respectivas vidas haberla pasado tan requetebién y hasta empezaban a quererla y respetarla como a la madre que nunca tuvieron, a pesar de que por su edad podría haber sido su abuela.

De los dos hombres -el chofer y su ayudante- no se volvió a saber nada. La compañía “Calderones Ruiz, S.A.”, se dedicaba al servicio de mudanza, pero sólo como parapeto, pues en realidad su principal negocio era transportar droga escondida entre los muebles que se encargaba de llevar. Nadie podía ir en contra de la empresa, pues contaba con la impunidad y toda la protección por parte del mismo gobierno que decía combatir a la delincuencia organizada. ¿Acaso no era el mismo gobierno parte de la misma?

Un domingo después de la Misa Dominical, las dos parejas de jóvenes devotos salían de comulgar y decidieron probar de nuevo los tamales y el atole de doña Petrona.

-¡Caramba!, esos mochos otra vez…! -pensó doña Petrona para sí-.

-¿Cómo ves que ya liberaron a la peligrosa banda que agarraron hace mes y medio aquí en la plaza?
-Sí, todo por esas llamadas ONG que sólo sirven para defender nacos.
-¿Nacos?, ¡delincuentes, dirás, mi querida Dorothy!
-Tienes toda la razón, Hillary, esos mentados Derechos Humanos sólo sirven para defender delincuentes, solapar vagos, nacos y a toda esa escoria de la sociedad.
-Pues si sólo defienden a los nacos y a los delincuentes algo debe hacer el gobierno para desaparecerlos –dijo Dorothy Pérez-. Si México quiere ser un país de primera debería empezar por exterminarlos.
-Creo que deberíamos regresar a la época porfirista –dijo Hillary Gonzalez- ahí sí que se valoraba la superioridad de las clases decentes sobre la inferioridad de las clases nacas.
-Hilary y Dorothy tienen razón –dijo Franky Ramos-, yo creo que hay que acabar con los pobres y con los indios de este país, pues son la vergüenza nacional. ¿O no, Jhonny?, tu que estás a punto de terminar Derecho deberías de encargarte de ello, ya que tu papá, además, es un alto magistrado de la Suprema Corte.

-A ver, a ver –interrumpió Jhonny Ramírez-, si en este país no hubiese indios, nacos ni pobres, ¿quién carajos trabajaría para nosotros? No la chiflen. Piensen que mientras más jodidos haya más barata es la mano de obra. ¿Se imaginan si hubiese pocos jodidos?, habría que pagarles tanto que muy pronto pondrían sus fábricas y sus haciendas y entonces serían igual que nosotros.
-¡Bueno!, eso de iguales tampoco, acuérdense que nosotros somos de abolengo, por eso estamos en una universidad católica, tampoco confundas
-Pues tienes razón en parte, Dorothy, pero también Johnny la tiene, ¿qué haríamos sin jodidos?, ¿tendríamos que trabajar?, nooo, yo ni mais.

Galpa, Luca y doña Petrona escuchaban la plática con las quijadas y los puños apretados con ganas de golpear a los cuatro acicalados lechuguinos, pero doña Petrona, siempre prudente, siempre tolerante, siempre inteligente, hizo a sus recién adoptados nietos una seña de calma y tranquilidad, seña que acataron en virtud de la obediencia, respeto y cariño que sentían por la anciana.

-¡Ey, muchacho! –gritó Franky Ramos a Galpa-, ¡la cuenta, pero rapidito que no tengo tu tiempo!

¿De qué lado estaba la verdadera educación?

De acuerdo con el “Manual de la muchacha y el muchacho Quetz-Al”, la educación comprende dos aspectos: Instrucción y Formación.

La instrucción –decía el Manual- se refiere a la capacitación técnica que se enseña en la escuela, desde la primaria hasta la universidad.

La formación, en cambio, es la adquisición de valores humanos (habilidades sicosociales), como el Auto-conocimiento (incluida la sexualidad), la Creatividad (con el fin de mejorar el mundo que nos rodea), el Pensamiento crítico (conocer la realidad para transformarla y no para conservarla, así como el actuar de acuerdo con lo que se piensa y se dice); la Responsabilidad (sentido de la ética), la Solidaridad (sobre todo con el desvalido), y el Respeto (tolerancia y respeto a los derechos de los demás, aún de quienes son diferentes, sin distinción alguna).

La educación estaba por supuesto del lado de los muchachos, gracias al cariño de doña Petrona, mas no del lado de los pirrurris instruidos, capacitados, pero muy lejos de haber sido verdaderamente educados, aún cuando hubiesen pasado por “acreditados” colegios católicos para niños ricos.

¿Qué pasará con Porfi, Bruti y Poncho confinados por el momento en un albergue del DIF?, ¿lograrán salir pronto bajo la custodia de doña Petrona?, ¿qué sería en todo caso de Galpa y Luca? No te pierdas el siguiente capítulo.


CONTINUARÁ
Fe de erratas: en el cap. VII, pág,6 colum. Izq. Dice Xochixtlán, debe decir Nochixtlán.

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